Estaba enojado. Muy enojado. Yo formaba parte del panel de selección para un programa de emprendimiento en Colombia y él acababa de presentar su idea. Este emprendedor enojado esperaba calificar para el programa. Sin embargo, a medida que avanzaba su presentación y las consiguientes preguntas, nubes oscuras se cernían sobre su cabeza y se volvía cada vez más agresivo hacia el panel.
Hasta el día de hoy, en realidad, todavía no tengo ni idea sobre su idea de startup. No quería compartir la propuesta de valor, porque era demasiado compleja para explicar y demasiado innovadora para compartir. Su segmento de clientes era “cualquiera y todos” debido a su propuesta innovadora. Su equipo no quería mover un dedo sin pago y él esperaba recibir algunos fondos para poder ponerse a trabajar. En otras palabras, en su imaginación nosotros (el panel de selección) éramos los guardianes de su éxito e incluso del progreso de la innovación misma.
Además, este emprendedor enojado esperaba recibir fondos, aunque los emprendedores en nuestro programa no recibirían dinero en efectivo exactamente. Obtendrían algo que resultaría mucho más valioso para la mayoría: acceso a mentores, experiencia, orientación sobre aspectos técnicos y de marketing. Descubrir que no había dinero involucrado solo lo enfureció más.
¡Cómo podíamos nosotros, y cómo podíamos siquiera pensar que la innovación podría existir sin inversión en efectivo!
Qué podemos aprender del emprendedor enojado
Ahora, por supuesto, este fue un caso extremo y, afortunadamente, muy esporádico. Sin embargo, la mentalidad de que nuestro destino depende de otras personas es una mentalidad limitante que es bastante frecuente. Si solo, pudiéramos conocer a la persona con los contactos que tanto necesitamos desesperadamente, alguien que invirtiera dinero en nuestras ideas, alguien que entendiera nuestras ideas, etc… dejamos que nuestro éxito dependa de eso.
Ahora, sin duda, la persona correcta en el momento correcto puede agregar mucho valor a tus proyectos, ya sea a través de inversión, experiencia o a través de su red. Aun así, estoy convencido de que poner tu fe en manos de alguien más nunca es una buena idea. Las buenas ideas y los buenos emprendedores encontrarán su camino, quizás incluso más cuando encuentren resistencia.
Entonces, ¿qué podemos hacer al respecto? Experimenta mucho, no dejes que una reacción decepcionante o negativa te haga retroceder. Prepárate para eso. Solo un intento generalmente no es suficiente. Mejora tus ideas una y otra vez, hasta que crees más y más entusiasmo. Toma responsabilidad por tus palabras y acciones. ¡Se necesita un poco de coraje y mucho juego para llegar a proyectos muy emocionantes!
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